«Todos dudaban de mí y me hacían dudar»
Aunque la persona lo exprese de ese modo, el orden es justo al contrario, es decir, debido al hecho de que yo no confiaba en mí, todo el mundo dudaba de mi criterio y cuestionaba mis decisiones.
Una persona con las ideas claras, con objetivos claramente definidos es como un torbellino que arrastra todo a su paso, que no deja indiferentes a los que le escuchan y que acaba convenciendo a los demás para que le ayuden en su causa.
Pero al contrario también sucede. Una persona que duda, invita a los demás a que le digan lo que debe hacer. Es importante no olvidar que si no tomamos las riendas de nuestra vida, otros lo harán por nosotros.