Con demasiada frecuencia nos movemos por la vida y hacemos cosas sin una finalidad concreta.
La presión social, los consejos de familiares y amigos e incluso la moda imperante en el momento, hacen que nos embarquemos en acciones sin pararnos a pensar si es eso lo que realmente nos llena. Esa es la razón por la que en determinados momentos de nuestra vida, cuando algo o alguien nos hace reflexionar, nos demos cuenta de que estamos viviendo una vida que no hemos elegido nosotros y que no nos satisface. Y cuando tomamos conciencia de este hecho, puede que sea demasiado tarde para dar marcha atrás.
Por eso, es tan importante que aprendamos a enfocar nuestra vida en base a objetivos, metas, sueños que queremos realizar. Si lo hacemos así, casi sin darnos cuenta, empezaremos a dar los pasos que nos acerquen a conseguir las metas planteadas, y nuestra vida tendrá sentido.
Y ¡ojo!, porque eso que suena tan bien no siempre resulta sencillo, ya que algunas veces se tardan años en conseguir lo que se desea. Pero de esa forma hay una motivación personal que tira de nosotros, y esa es la píldora infalible para no decaer, para aprender de los errores, para levantarse pronto de las caídas y seguir luchando, para perseverar sin rendirse nunca. Porque, como decía el poeta, “cuando realmente se desea algo, el universo entero conspira para que lo consigas”.
Ahora que estrenamos año, es un momento donde son muchas las personas que se marcan objetivos, propósitos de cambio, de mejora. Y eso está muy bien. Nuestro deseo desde Serem es ayudar a esas personas a que aprendan a marcarse objetivos razonables y el mejor modo para conseguirlos, para que esos propósitos no fracasen al poco tiempo de haberlos planteado. Y conspirar así con el Universo para que consigas lo que te propongas.