“Me gusta tenerlo todo bajo control”
Tenerlo todo bajo control nos transmite la sensación de tranquilidad y calma: ya sé lo que tengo que hacer, cómo lo tengo que hacer y dónde lo tengo que hacer. Es como ir al supermercado a comprar con una lista bien detallada: eso nos permite movernos con soltura entre los pasillos, sin perder tiempo.
Pero nos olvidamos de los imprevistos. La vida en sí es un imprevisto. Siempre hay circunstancias que se dan en el momento más inesperado. Y debemos saber adaptarnos a la nueva situación y actuar en consecuencia. Del mismo modo que en el supermercado, al ver que el marisco hoy está de oferta, decidimos cambiar el menú por aprovechar la nueva situación.
Mi consejo: planificar las cosas con la suficiente flexibilidad para dar cabida a los imprevistos. Y si hay que comprar marisco, se compra. Aunque no esté en la lista