Este año que termina va a pasar a la historia como el año en que el coronavirus azotó al mundo. Y a la hora de hacer balance es inevitable detenernos en la gran cantidad de personas que han perdido la vida, en los familiares que no se han podido despedir adecuadamente de sus seres queridos, en los sanitarios que veían con impotencia cómo se les morían los pacientes sin poder ayudarlos lo suficiente, en las personas que han dejado de tener empleo y no saben si lo recuperarán en el futuro, en los cambios a la hora de relacionarnos y ocupar el tiempo de ocio,….
Pero también es cierto que esta crisis, como cualquier otra crisis a lo largo de la historia, supone un momento de cambio a todos los niveles. Y los cambios no tienen por que ser malos.
En SEREM hemos estado y seguimos tratando de ayudar a las personas a asumir esos cambios y a adaptarse lo antes posible a ellos. Para ello hemos atendido a las personas tanto de forma presencial como a distancia; les hemos ayudado a elaborar duelos, a diferenciar entre prudencia y miedo a afrontar el día a día; a controlar la ansiedad ante la incertidumbre; a descubrir nuevas formas de estar con los amigos; a viajar a destinos distintos; a vivir el presente sin hacer planes de futuro; a descubrir las cosas positivas que hay en la adversidad; a cambiar de objetivos y diseñar nuevos planes de acción; a controlar la rabia por todo lo perdido.
Para el 2021 tenemos nuevos proyectos para seguir acompañando a las personas en la búsqueda de sus sueños. En función de cómo evolucione la pandemia, ya lo iremos dando a conocer por si estáis interesados en formar parte de ellos. Y no olvidemos aquello de que cuando nada es seguro, todo es posible.